Mientras
ambos discutían, los datos de siniestralidad de la Nacional IV no pararon de
aumentar hasta alcanzar, desde el año 2000, la cifra alarmante de casi 100
muertes; podríamos remontarnos más atrás, pero creo que el 31 de julio de 2011
fue una fecha fatídica que marcó un antes y un después en la polémica, ya que
ese día murieron tres personas en el kilómetro 565,7 de la Nacional IV y siete
resultaron heridas de gravedad. A raíz de aquel accidente usuarios de la vía,
convocados por el Partido Andalucista de Los Palacios y Villafranca, cortaron
la carretera en el lugar del accidente para exigir el desdoble de la misma.
Desde
entonces se han ido sucediendo nuevas muertes que han ido acompañadas por
nuevos cortes de tráfico y por iniciativas y mociones en los distintos
ayuntamientos afectados y en las diputaciones provinciales de Cádiz y Sevilla,
sin que los sucesivos gobiernos, de Zapatero primero, y de Rajoy después, hayan
tomado medidas amparándose en la crisis. Es cierto que el último gobierno
socialista decidió acometer el desdoble de la N-IV, comenzando por el tramo Dos
Hermanas – Los Palacios y Villafranca, llegando incluso a redactar el proyecto,
pero cuando parecía que todo estaba a punto de iniciarse, la excusa de la
crisis determinó la paralización del proyecto.
Digo
excusa, con motivo, porque a pesar de la crisis, el Ministerio de Fomento desde
la época del socialista José Blanco hasta la actual de la popular Ana Pastor,
ha venido bonificando los peajes para vehículos pesados y ligeros en las
autopistas de otras comunidades autónomas, como por ejemplo la AP-II en Aragón,
con el pretexto de “evitar los graves
problemas de seguridad vial y de siniestralidad que se dan en la carretera
Nacional II” y, sin embargo, en la AP-IV, con la misma problemática, sólo
se ha bonificado el 50% del peaje para vehículos pesados y eso cuando faltaban
cuatro meses para las elecciones del pasado mes de diciembre.
Yo
llegué a calificar, en su momento, las muertes que se iban sucediendo en esta
vía como “homicidios de Estado” porque creo que cuando por parte de un gestor
público, en este caso una ministra, se decide invertir arbitrariamente en unos
territorios sí y en otros no, a sabiendas de que se están produciendo víctimas
de forma periódica, se entra claramente en la vía de lo penal ya que esa
decisión pone en juego la vida de las personas.
Podríamos
discutir otras decisiones de la ministra de Fomento, como si debió o no acudir al rescate de las
constructoras que están ejecutando el nuevo canal del Panamá, o cuestionar que redactara
un plan para rescatar, con dinero público, a las concesionarias de las
autopistas radiales de peaje de Madrid que están en quiebra. Todas estas
decisiones podríamos discutirlas y siempre habría argumentos a favor y en
contra; que si defensa del empleo, que si apoyo a nuestras empresas, que si descongestión
del tráfico en la periferia de la capital, etc… Todo es discutible, pero lo que
creo que nunca deberíamos consentir es que una ministra, su gobierno y su
partido se rían de nosotros en nuestra propia cara por puro interés electoral
en un tema tan vital como nuestra seguridad. Eso es exactamente lo que nos está
ocurriendo a los usuarios de la N-IV, desde el día 9 de diciembre del año
pasado, fecha en la que el Secretario de Estado de Infraestructuras anunció que
comenzaría el desdoble.
Desde
esa fecha, curiosamente a falta de once días para las elecciones generales,
vienen tomándonos el pelo desde el Ministerio de Fomento y desde la Delegación
del Gobierno en Andalucía. Es lo que yo llamo el timo de las estacas, porque en
estos cuatro meses se han limitado a
clavar las estacas que delimitan el ámbito de las obras y a desbrozar la hierba
de apenas doscientos metros del futuro desdoble con una pequeña
retroexcavadora; hierba que por cierto, después de tres meses, ha vuelto a
crecer. Pasaron las elecciones, se paró la “retro” y algunas estacas ya las cubre
la maleza.
Aquí,
ante nuestras propias narices, la señora ministra y sus compañeros de partido,
a los que les faltó tiempo para hacerse
las fotografías de campaña a pie de carretera, en lugar de la bolita que
usan los trileros para timar a los incautos, nos han estado entreteniendo,
hasta que hemos votado, con el juego de localizar las estacas por donde se
supone que algún día discurrirá el desdoble de la N-IV. Cuando esto ocurra, a
mí sólo me cabrá esperar que no sean los trileros de las estacas los que vengan
a cortar la cinta y que dejemos de ser incautos porque, como dice un proverbio
árabe, “la primera vez que me engañes será culpa tuya; la segunda será culpa
mía” (4.4.2016).
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