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martes, 1 de octubre de 2013

OTOÑO

Marismas se despierta. Ayer el cielo estaba despejado pero hoy el día ha amanecido cerrado. No hay nubes, pero todo el firmamento hasta donde alcanza la vista, aparece como pintado de gris. Un gris de plomo, oscuro, casi negro. Antes de una hora va a empezar a llover. Se presiente por la humedad y por el viento del sur. Huele a tierra mojada. Hace frio. En la calle no hay un alma. ¡Hay que estar un poco loco para salir con este tiempo! Se oyen algunos ladridos de perros a lo lejos. Seguramente están barruntando la tormenta. Los árboles de la plaza se agitan con el aire y las ramas suenan como si murmuraran con un silbido acompasado. Las hojas en el suelo crepitan como el fuego de una hoguera cuando se arrastran por el empedrado y se arremolinan con las ráfagas de viento. La poca claridad que se refleja sobre las paredes blancas de las casas es suave y mortecina. Sobre el color cobrizo y pardo de las tejas, se destacan las volutas de humo que nacen de los tiros de las chimeneas. Por entre las casas algún recuadro de luz se escapa por los postigos entreabiertos de alguna ventana. Marismas está triste. Hace mucho frio. Es otoño.
Manuel Visglerio Romero - Noviembre 2011