Nadie
sabe desde cuando se utiliza el calificativo de “moñiguero” o “boñiguero” como
gentilicio de aquellos que hemos nacido o vivimos en Los Palacios y
Villafranca. Unos dicen que el origen del apelativo se debe al uso que los
vaqueros de la marisma hacían del excremento seco del ganado vacuno como
combustible en las lumbres e incluso en los hogares de las casas más humildes. Sea cual sea el origen del sobrenombre, lo
que sí es cierto, es que los vecinos de algunos pueblos cercanos lo han
utilizado durante generaciones, entre bromas y veras, unos como una forma
cariñosa de citarnos y otros, los menos, con ganas de molestar. Yo, como la
mayoría de los palaciegos, nunca lo he tomado a mal; siempre lo hemos considerado
como un tratamiento cordial, incluso nuestro más ilustre poeta, Joaquín Romero
Murube, apelaba en sus escritos a …los
manes de mi marisma boñiguera.
Al contrario de lo que muchos pudieran
pensar, yo, como andalucista, en lo referente a mi pueblo no soy especialmente
chauvinista ni por supuesto aldeano; el que piensa que lo suyo es lo mejor
simplemente por ser suyo, es que no ha salido de su aldea. Pero que no sea
chauvinista no quita para que, desde las últimas elecciones municipales, sienta
una profunda indignación por las continuas apariciones en prensa de mi pueblo,
con titulares cada vez más escandalosos: el ayuntamiento, arruinado por el
antiguo alcalde socialista Antonio Maestre, tiene una deuda de más de setenta
millones de euros; el ayuntamiento entrampado hasta las cejas debe tres nóminas
a los trabajadores municipales; Los Palacios y Villafranca se acoge al Plan de
pago a proveedores por un importe superior a veintidós millones de euros que el
anterior gobierno del PSOE dejó sin pagar; la Junta de Andalucía reclama al
ayuntamiento la devolución de numerosas subvenciones de proyectos no ejecutados,
cuyos fondos fueron desviados por Antonio Maestre y de los que no se ha aclarado
su destino; la empresa municipal de desarrollo local Idelpa se declara en
concurso de acreedores y una auditoría destapa miles de euros sin justificar
por los anteriores gestores del PSOE; dimite una concejala socialista que
compró entradas para los toros con fondos municipales destinados a asuntos
sociales; y lo último: dimite la concejala y portavoz municipal del PSOE
acusada de pagar trajes de flamenca, para uso propio, con fondos del
ayuntamiento.
¿Qué nos queda por ver, después de
tantos años de prepotencia y de sectarismo, después de tantos años de creerse
los dueños del cortijo y de sentirse inmunes e impunes a cualquier fechoría?
Es verdad que el pueblo de Los Palacios
y Villafranca castigó en las urnas a estos “socialistas” arrebatándoles siete
concejales de una mayoría holgada de trece que disfrutaban; es verdad que más
del 70% de los Palaciegos apostó por un cambio después de más de veinticuatro años de continuos
gobiernos del PSOE; pero no es menos cierto que muchos de los que han
perpetrado la tropelías que día a día estamos conociendo, siguen protegidos por
el paraguas del Partido Socialista, cobrando un sueldo a cargo del erario
público después de haber arruinado a todo un pueblo.
Como vecino de Los Palacios y
Villafranca proclamo a todo aquel que quiera oírlo que mi pueblo no es mejor ni
peor que cualquier otro, que los palaciegos no somos como algunos demuestran
que son y que yo como la mayoría soy “moñiguero” y no me avergüenzo de serlo,
aunque durante muchos años me he preguntado por qué mi pueblo se dejaba
gobernar por ciertos personajes, que ahora están manchando el nombre de otros
muchos políticos que nos sirvieron a todos con honradez y decencia.
Manuel
Visglerio Romero - abril 2013
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